Equipando evangelistas para la iglesia
09/27/2023Reimaginar ROMANOS 12:2
10/01/2023En mis años como evangelista, he dado más de 2000 invitaciones para responder al Evangelio y guié a más de dos millones de personas en una oración para seguir a Jesucristo. Aquí están algunas cosas que he aprendido:
1 – Siempre haz una invitación.
No asumas que todos en la sala son seguidores de Jesús. En cada mensaje que das, debe haber una oportunidad para tomar una decisión por Cristo. Reinhard Bonnke cuenta una historia de cómo estaba en un almuerzo con doscientos pastores y Dios lo impulsó a dar una invitación. Le preocupaba que los pastores pudieran ofenderse, pero obedientemente, les dio la oportunidad de responder al Evangelio. Ocho camareros que estaban limpiando las mesas se adelantaron y entregaron sus vidas a Jesús.
2 – Comienza con el fin en mente.
La invitación no debe ser una idea de último momento colocada al azar al final de un sermón. Debe ser el destino al que apunta todo el sermón. El sermón evangelístico debe preparar a las personas para responder desde las primeras palabras pronunciadas. El evangelista debe preparar cuidadosamente sus invitaciones y preparar a las personas para que respondan.
3 – Dile a tu audiencia a dónde vas.
El punto de decisión no debería ser una sorpresa. A menudo, en medio de mi sermón, comparto un testimonio sobre un hombre o una mujer que entregó su vida a Jesús. Entonces digo: “En sólo unos minutos, te daré la oportunidad de tomar la decisión de seguir a Jesús“. Dile a tu audiencia que viene una invitación. Díles que tendrán la oportunidad de encontrarse con Dios, de arrepentirse de su pecado o de comenzar una nueva vida.
4 – Pídeles a las personas que comiencen a responder mucho antes de que les hagas la invitación.
Una vez estaba predicando en India y la multitud me miraba estoicamente. Cuando di la invitación, nadie se movió, nadie levantó la mano y nadie se adelantó. Las personas quedaron impactadas por el mensaje, pero eran demasiado tímidas para responder. Aprendí que si quiero una respuesta al final del mensaje, tengo que empezar a pedirle a la gente que responda durante el mensaje. Entonces, a menudo le pido a la gente que repita los puntos en voz alta. Les pido que levanten sus manos en el aire. Le pido a la audiencia que aplauda. A medida que las personas responden cuando les pido que hagan una acción fácil, sus espíritus se preparan para responder a Dios cuando les doy la invitación de seguir a Jesús.
5 – Lleva a las personas a un punto de decisión.
Solo hay dos opciones. ¿Escogerás seguir a Jesús o lo rechazarás? Mira cuán claramente Moisés establece las opciones: “Yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida” (Deuteronomio 30:19). Billy Graham a menudo hizo la transición a su invitación usando una frase memorable: “Bueno, Billy, ¿qué tengo que hacer?“. Entonces, a continuación, Graham explicaba cómo poner su fe en Cristo.
6 – Dar explicaciones claras.
Recuerda que lo que es familiar para ti puede no serlo para tu audiencia. Una vez escuché a un evangelista sin experiencia dar una invitación. Él dijo: “Si nunca antes has dicho esa oración, levanta la mano“. Mucha gente no sabía de qué oración estaba hablando. La gente miró a su alrededor confundida. Nadie respondió. El predicador sabía de lo que estaba hablando pero su audiencia no. Si usas terminología religiosa durante tu invitación, asegúrate de haber explicado lo que significa en el cuerpo de tu mensaje. Por ejemplo, si le preguntas a la gente si quiere nacer de nuevo, debes explicar cuidadosamente la definición bíblica de “nacer de nuevo”.
7 – Sé específico en lo que le pidas a la gente que haga.
Dí: “Si quieres que Jesús perdone tu pecado, levanta la mano” o “Si quieres unirte a la familia de Dios, por favor camina al frente ahora mismo” o “Si quieres seguir a Jesús, inclina tu cabeza ante Dios y repite estas palabras conmigo“. Estas Instrucciones son claras y llevan a cada persona a un punto de decisión de aceptar o rechazar a Cristo.
8 – Apunta al 100% de participación en la invitación.
Personalmente, no le pido a la gente que tome una decisión “por primera vez”. Les pido que tomen una decisión “esta vez”. Redacto la invitación de tal manera que cada persona pueda responder positivamente al mensaje del Evangelio. Cuando dirijo a una audiencia en una oración, invito a todas las personas a participar. Haz que sea fácil para las personas responder a Jesús. Después de que todos participen, me vuelvo más específico para fines de seguimiento. Podría decir: “Si decidiste seguir a Jesús por primera vez esta noche, nuestros consejeros tienen un libro para regalarte. Si quieres una copia del libro, levanta la mano ahora y un consejero se abrirá paso hacia ti.” O “si has estado huyendo de Dios por un tiempo, pero esta noche decidiste volver a la casa del Padre, por favor pasa al frente para que uno de mis amigos pueda orar por ti“.
9 – Da la invitación con urgencia.
Esta puede ser la última vez que tus oyentes tengan que responder al Evangelio. D.L. Moody solía darle a la gente unos días para que decidieran seguir a Cristo. Pero, el 8 de octubre de 1871, una vaca pateó una lámpara y comenzó el Gran Incendio de Chicago, causando gran destrucción y muerte. Moody escribe: Quiero hablarles de una lección que aprendí esa noche que nunca he olvidado, y es, cuando predico, debo presentar a Cristo a la gente en ese momento y lugar, y tratar de llevarlos a tomar una decisión en el acto. Preferiría que me cortaran el brazo derecho antes que darle a una audiencia una semana para decidir qué hacer con Jesús”.”.
10 – Bríndale a las personas suficiente tiempo para responder.
No hay necesidad de apresurar la invitación. Dale tiempo a tu audiencia para pensar las cosas. La invitación es un momento serio. Vidas eternas penden de un hilo. A menudo doy una invitación, y luego me tomo un par de minutos para repasar el mensaje del Evangelio nuevamente, y luego doy la misma invitación por segunda vez.
11 – No te desanimes si la gente no responde.
Nuestro trabajo no es llevar a todas las personas a Cristo, nuestro trabajo es llevar a Cristo a todas las personas. Es el Espíritu Santo el que atrae a las personas a la salvación, no tu sermón profundo, tu forma de hablar refinada o tu historia conmovedora. Ralph Bell escribe:
“Dios nos hace responsables del evangelismo fiel, no del evangelismo exitoso”.
12 – Nunca es un mal momento para dar una invitación.
Joel Hitchcock cuenta una historia sobre cómo conoció a un importante funcionario del gobierno.
Antes de la reunión, los encargados del funcionario le dieron a Joel instrucciones precisas sobre cómo actuar y la forma adecuada de responder durante una audiencia oficial. Después de que el funcionario saludó a Joel comenzaron a hablar de Dios. Dios tocó el corazón del funcionario y se mostró interesado en lo que decía Joel. Joel dice: “No sé mucho sobre protocolo, pero sí sé mucho sobre cómo dar una invitación para seguir a Jesús” . Entonces, le pregunté: “¿Quieres dar tu vida a Jesús?“. Él respondió: “Sí“.