Capacitación de Evangelismo en Trujillo, Venezuela
12/19/2023DIOS HA SIDO BUENO
12/29/2023Autor: Juan Pablo Tabares
(Lucas 2:8-20)
Corría el año 2011 y la selección Argentina de fútbol recibía en el estadio monumental a un rival siempre difícil de enfrentar (a quien mantendré en el anonimato de este relato). Ya había sido confirmada la participación de la máxima figura del fútbol mundial y todas las localidades habían sido agotadas en cuestión de horas. El día anterior a disputarse el partido mi papá recibió el llamado de un amigo. Era uno de los ayudantes de campo de la selección que iría a enfrentar a nuestro país. Le habían otorgado dos entradas en un palco especial y preferencial para su familia; pero como ellos no habían viajado se las regaló a mi papá, quien decidió cedernos los lugares a mí y a mi hermano.
¡¡QUÉ PRIVILEGIO!! Estábamos tan extasiados de alegría y felicidad que nuestro corazón no podía contener semejante sorpresa. Tal es así que no dudamos en comenzar a contar a todos nuestros amigos y conocidos aquel evento que estábamos por vivir. Llegó el momento y allí estábamos, en el palco de la familia de los jugadores ¡qué sensación tan agradable! No solo disfrutamos de un espectáculo hermoso sino que además Argentina consagró una victoria con cuatro goles ¿qué más se podía pedir?
Como argentinos ya se sabe que estamos un poco locos por el fútbol ¿Imaginas cómo nos sentíamos? ¿Puedes imaginar lo privilegiados que nos sentimos con mi hermano? Tener un lugar excepcional para ver jugar a nuestra selección nacional sin haber pagado un centavo, sin tener ninguna relación familiar con ninguno de los participantes y, más aún, verla ganar fue un regalo demasiado grande para nosotros. Parece un relato simple y quizás poco significativo para ti si te encontraras en mi lugar. En realidad, lo que quiero transmitirte es lo grandioso que fue sentirse tan privilegiado. Nuestros lugares sólo podrían ser superados por estar en el campo mismo de juego. Pero, ni siquiera de esa manera, se podría tener una visión panorámica tan espectacular de todo el evento como la que tuvimos.
Si algo tan vano como lo es el fútbol generó semejante movilización imagínate cuánto más impactantes son las noticias de la vida eterna. La inmensa noticia de que nuestro salvador vino a este mundo a entregar su vida por nosotros. Permíteme contarte una historia mucho más valiosa: hace más de dos mil años, Dios preparó un escenario esplendoroso, nada menos que para el nacimiento de su propio hijo aquí en la tierra. El plan de salvación para la humanidad estaba en marcha y, para ese magnífico espectáculo, tenía preparados asientos de privilegio. Estos fueron ofrecidos a un grupo de pastores que en las vigilias de la noche, velaban por su rebaño y, al recibir la noticia, sin dudarlo suspendieron su actividad y se movilizaron hacia el lugar reservado para ellos. Allí fueron testigos afortunados de la llegada del Salvador del mundo y el impacto fue tan grande que lo único que pudieron hacer fue glorificar y alabar a Dios por aquel hermoso privilegio, cual fanática hinchada gritando por su equipo al salir campeón.
Mi hermano y yo no nos callamos frente a semejante evento, nuestra alegría era tal que esparcimos la noticia por todos lados, queríamos que todos sepan este privilegio que vivimos. Así tambien lo hicieron los pastores que estaban frente al milagro protagonista de Dios en la tierra: ellos glorificaron y alabaron su nombre y esparcieron la noticia por todas partes.
Amigo mío, amiga mía: tú que has nacido de nuevo, que tuviste el privilegio de ver a Jesús naciendo en una persona, que has visto y oído al Rey de Reyes glorificándose en las personas, ahora en estas fechas que nos avecinan ¿cómo celebrarás la navidad? ¿Te vas a quedar en silencio disfrutando las delicias de tu mesa? ¿Solo vas a preparar manjares deliciosos para celebrar con familiares y amigos? ¿Cómo puede ser que este tremendo privilegio que tenemos no nos movilice a anunciar lo que JESUCRISTO SIGNIFICA? Tú y yo tenemos este honor que tuvieron aquellos pastores: sentarnos en lugares únicos y ver el mover de Dios en tu propia vida como en todo el planeta. No te quedes quieto y anuncia lo que has visto y oído.
Esa es una feliz navidad.