¿Más masivo siempre es mejor?
08/02/2022Día del Evangelismo Juvenil Hispano
09/01/2022Recuerdo haber orado en una habitación de nuestro departamento de dos dormitorios en el que había hecho la oficina del ministerio. Unos dos años antes, había lanzado el ministerio. Sentado en el escritorio de mi computadora. En la pantalla, vi el perfil de la persona que serviría como nuestro primer miembro contratado del equipo y también los dones espirituales por él detallados. Ese mismo año, un tiempo atrás, le había estado pidiendo ayuda a Dios para que me enviara personas a fin de conformar un equipo. Mis oraciones en realidad sonaban así: “Dios, si no me envías un equipo, ¡renuncio!” ¿Alguna vez estuviste en esa situación?
Si somos honestos, me atrevería a decir que todos hemos pasado por una situación similar en alguna oportunidad. No sé ustedes, pero cuando respondí al llamado de un evangelista, no estaba pensando en un equipo. ¡En cambio, estaba enfocado en predicar el Evangelio! Sin embargo, rápidamente me di cuenta de que no tener un equipo en realidad me limitaba de las oportunidades de predicar el evangelio debido a todas las otras tareas menores pero importantes que vienen junto al campo del liderarazgo de una organización. Algo tenía que cambiar. Al contratar con éxito a todas las personas de nuestro primer equipo, descubrí que yo mismo era quien tenía que cambiar. Al principio, le estaba pidiendo a Dios: “Señor, envíame un equipo” . Tu puedes notar claramente que mi declaración provino de una mentalidad cerrada, que sólo esperaba que Dios se hiciera cargo totalmente de construirme un equipo. Pero este no fue el modelo bíblico que dejó Jesús. En esencia, Dios estaba diciendo: “Si quieres un equipo, construye uno” . Este fue un momento en nuestro ministerio y mi liderazgo en el que me detuve y dije “¡GUAU!”. Reconocí que si el ministerio crecía con nuevas personas, yo también necesitaría crecer en mi habilidad para descubrir, desarrollar y delegar en ellos.
Un día, sentado en la oficina de un hombre de negocios jubilado y uno de los mejores discipuladores personales que he conocido, le pregunté: “¿Cómo construyó un negocio tan exitoso?” Su respuesta, “si quieres construir algo, debes aprender a construir personas” . ¿Suena familiar? Este fue exactamente el modelo de Jesús con los discípulos. Pasó tiempo haciendo crecer a doce hombres a quienes finalmente les confió el ministerio por el cual dio su propia vida. ¿Le estás pidiendo a Dios que te envíe un equipo? ¿Qué tipo de personas buscas, productores o proyectos? Jesús no dedicó tiempo a buscar superestrellas, tomó personas en bruto y las formó en su propósito. Después de varios años y viendo como Dios hizo crecer nuestro equipo, no lo hizo solo, me usó a mí. Al igual que Él está dispuesto a usarte como una respuesta a tu propia oración.
¿Cuál es tu próximo paso para construir un equipo?
Permíteme compartir contigo algunos consejos prácticos que he usado para construir nuestro equipo.
- Profetiza: Diga lo que podrá ser. ¡Apoye sus declaraciones con las Escrituras y confíe en Dios!
- Oración: Comience a compartir con Dios y escuche Su corazón.
- Plan: Tenga un papel específico en cuanto a lo que necesita de la persona.
- Proximidad: Necesita estar donde está la gente (cafeterías, iglesias, gimnasios, etc.)
- Petición: Invítelos a unirse a usted en la visión y misión de Dios, y su organización ministerial.
- Perfección: Ayude a las personas a desarrollar y madurar su fe, habilidades y liderazgo.
- Impulsar: Extienda oportunidades para hacer lo que Dios les ha dado para hacer.
Recuerda, Dios no te llamó para hacer lo que estás haciendo solo. ¡Él está llamando a la gente a servir junto a ti! Sigue creyendo, sigue orando y mantente abierto a la opción de que tú mismo eres la respuesta a tus oraciones.