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02/25/2020EL PODER DEL EVANGELIO
02/25/2020En el mundo hay una cantidad de personas— niños, jóvenes, hombres y mujeres— que están pasando por momentos difíciles en la vida. Se sienten solos, están enfermos y angustiados con los ojos ya secos de tanto llorar y dudas acerca de la bondad de Dios. La gente tiene un sinfín de preguntas y, tristemente, pocas respuestas. Pero aun así, este es el mundo en el cual Dios nos ha puesto para alcanzar a los perdidos a través de varios medios, incluida la literatura. No somos llamados para dar respuestas que solo suenan agradables a los oídos, sino para conducir a los pecadores a Jesús, quien dijo: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28 NTV).
¿Cómo podemos alcanzar a tanta gente necesitada? Rigoberto era un joven que creció en una casa donde sus padres no se comunicaron. Su papá, siendo chofer de un camión, pocas veces estaba en casa. Su madre no podía controlar a Rigoberto y cada vez más se le permitió a hacer lo que viniera en gana. No asistía a la escuela, no prestaba atención a los asuntos familiares, tanto que a los 15 años de edad no leía bien, no hablaba bien, no se vestía bien, quedó sin amigos, sin Dios y abandonado en el mundo. En una de sus muchas caminatas encontró un folleto tirado en el piso que le llamó la atención. El folleto contaba la conversión a Cristo de un famoso deportista. Fue escrito de una manera tan sencilla y tan clara que aun Rigoberto podía entenderlo. Allí, solito en el camino, Rigoberto entregó su corazón a Cristo. El cambio en la vida de este joven era evidente a todos cerca de él. Empezó a asistir a una iglesia, volvió a la escuela y comenzó a estudiar la Biblia. Hoy, Rigoberto está casado, graduado de una escuela bíblica y pastorea una creciente iglesia. El autor del folleto seguramente no sabe que su esfuerzo resultó en la conversión de un joven aparentemente sin futuro y sin esperanza.
Al entregar un tratado, es nuestro deseo que la persona entienda en un folleto de solo cuatro páginas la necesidad que tiene de un Salvador, la provisión de Dios y el camino de salvación a través de Jesucristo.
¿Cómo podemos escribir un tratado que es cautivante, interesante y a la vez claro? En este breve artículo voy a presentar siete elementos que deben tenerse en cuenta al escribir un folleto eficaz.
1) Antes de escribir, es muy útil pasar tiempo hablando con amigos, familiares y vecinos no creyentes. Hay que entender la mente del inconverso para poder contextualizar el mensaje de salvación.
2) Con la información que recibe de las personas mencionadas en el inciso uno, definir a quiénes está dirigido el tratado: ¿jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, ateos, religiosos?
Un buen ejemplo de identificar el público de destino es el folleto que hicimos para ser distribuido durante la copa mundial con el testimonio de uno de los jugadores. Otro ejemplo es el folleto escrito por el Dr. Luis Palau ¿Eres un cristiano? ¿Sí o no? Originalmente se escribió para los inconversos que asisten a las iglesias litúrgicas. Después se tradujo a 32 idiomas y ha sido usado por Dios para impactar a gente en la iglesia Ortodoxa (Rusia, Rumania), Anglicana (Inglaterra), Luterana (los países escandinavos), Católica (América Latina, Portugal, España, Italia, las Islas Filipinas), etc., etc. Pero no sirve tanto para la gente atea.
3) Nunca perder de vista el objetivo del tratado: despertar interés en Jesucristo. Por lo tanto, el folleto debe comenzar tomando en cuenta los intereses del público de destino. Para la mayoría de la gente, las cosas espirituales no son importantes. Por tal motivo, uno tiene que ir de lo conocido (los intereses del público del destino) a lo desconocido (la salvación en Cristo). El resultado final es la conversión de la persona, pero para llegar a este fin, tenemos que despertar un interés genuino de conocer al Señor.
4) Comprender cómo funcionan los medios de comunicación en estos días. En el mundo de hoy donde hay mucha competición entre los medios impresos, medios visuales de comunicación, la televisión y los teléfonos inteligentes, los folletos tienen que ganar la atención del lector. Una visita a una librería no cristiana junto con consultas a casas publicadoras pueden darle ideas de cómo ellos comunican un mensaje.
5) Evitar la producción de un tratado que provoca la actitud de «gracias, pero no gracias». Hace tiempo se publicó un folleto con una atractiva foto de color de un futbolista famoso en la tapa. Con muchas ilusiones, se distribuyó el folleto durante un partido de fútbol. Pero cuando los lectores abrieron el folleto no encontraron nada de interés y la gran mayoría fue tirada. «Gracias, pero, no gracias» fue la actitud y el resultado de este esfuerzo. Hemos descubierto que la gente que recibe algo para leer, lo guardará y llegará a leer el mensaje evangelístico solo si contiene información que le interesa. Por ejemplo, para el tratado para la copa mundial, pusimos los resultados de las copas anteriores.
6) Asegurarse de que el escrito esté vestido con una presentación contemporánea. El mensaje que queremos compartir debe ser presentado en un contexto gráfico que sea atractivo pero no distraiga al lector del verdadero mensaje. Podemos ir a los extremos y hacer una presentación supersofisticada o una muy pobre. La meta es un equilibrio entre los dos extremos.
7) Dejar los resultados en las manos del Señor (1 Corintios 12:6) y esperar que él produzca el resultado en su tiempo y manera como en el caso de Rigoberto.